Como en años anteriores, los Amigos del Románico del País Vasco-Francia estuvimos durante cinco jornadas viendo Románico francés, correspondiendo este año el que se encuentra en la zona del antiguo Condado de La Saintonge, al norte de Burdeos, actualmente repartido entre los departamentos de Charente-Maritime en un 80 % y Charente que contiene un 20%, aproximadamente; zona ésta que a lo largo de la Edad Media tuvo épocas en las que estuvo en manos de Inglaterra, sufriendo, además, las refriegas entre hugonotes (protestantes calvinistas franceses) y católicos; algo que se ve reflejado, por ejemplo, en el descabezamiento a martillazos de muchas de las esculturas de los pórticos de las iglesias románicas de dicha zona. Para ello el equipo Coordinador elaboró un recorrido a lo largo de cinco jornadas, entre el lunes 2 de Setiembre y el viernes día 6 de 2024, pasando noche en Cognac, La Rochelle, Rochefort y Royan, estos tres últimos en la costa Atlántica francesa, según el siguiente calendario:
· Día 2 de Setiembre: Salida de Donostia-SS – Pons – Avy – Perignac - Ars y Cognac
· Día 3 de Setiembre: Cognac – Fenioux – Aulnay - Surgeres y La Rochelle
· Día 4 de Setiembre: La Rochelle - La Vallée - Nieul-les-Saintes – Corme Royal – Saint-Sulpice d´Arnoult y Rochefort
· Día 5 de Setiembre: Rochefort - Echillais - Retaud - Rioux – Corme-Ecluse – Saujon – Royan
· Día 6 de Setiembre: Royan – Talmont-sur-Gironde. Vuelta a Royan (ferry para atravesar el Estuario de Gironde y pasar a la Península de Medoc), Mulis-es- Medoc y vuelta a Donostia-SS.
Así pues, el lunes día 2 de septiembre a la 7,30 h. nos pusimos en marcha 43 románicos (más nuestro chófer, Sergio) venidos no sólo del País Vasco, sino también de Navarra, Cataluña, Galicia, Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha y Asturias, con la desagradable noticia de que nuestro Gran Capitán, Mikel Unanue, se había lesionado y no podía acompañarnos, por lo que “hubo de echar mano” de los “becarios”, Javier y Miro, acompañados por su guardia pretoriana, Silvia, Marga, Mar e Itziar, y siempre bajo la supervisión a distancia de Mikel.
El primer día, tras la comida vimos la Iglesia de Saint-Vivien (Pons), construida en estilo románico saintongeais en el siglo XII, presenta unas características que, con sus correspondientes matices, se irán repitiendo en el resto de los monumentos visitados. El sencillo pórtico tiene cinco pilares a cada lado y cuatro arquivoltas con decoración floral; en el lateral, dos hornacinas con dos pilares y dos arquivoltas utilizadas para albergar estatuas se encuentran actualmente vacías. En el segundo piso una ventana
con tracería gótica tiene a cada uno de sus lados tres arcos ciegos distribuidos en 2+1 de estilo románico. En el frontón, y a cada lado, se encuentran dos campanarios campanile asimétricos. El interior presenta una forma prototípica con una nave con dos pasillos y ábside final con techo plano de madera.
Iglesia de Saint-Vivien
Posteriormente, nos dirigimos a la Iglesia de Notre-Dame (Avy). Construida en el siglo XII, fue posteriormente destruida en tres de sus cuartas partes durante la Guerra de los Cien Años y reconstruida en el siglo XV utilizando las pocas partes antiguas que quedaron en pie. Lo más destacable es la arquivolta exterior. Está decorada con treinta y seis figuras vistas de frente. Todos son los ancianos del Apocalipsis con largas barbas. Algunos sostienen una punta de su barba en cada mano, unos pocos en lo alto del arco tocan varios instrumentos. Estas figuras están sentadas con las rodillas al borde del arco del arco y las piernas dobladas debajo de la banda.
Despues fuimos a la Iglesia de San Pedro (Pérignac); es un edificio que data del siglo XII. Es una de las mejores obras del período de transición que tiene Saintonge, pero se desvía del tipo habitual de Saintonge, perteneciedo a la rara familia de las fachadas cuadradas. Sobre el portal reconstruido en el siglo XV se encuentran dos magníficas arquerías que ocupan todo el ancho de la fachada. Situadas una encima de la otra, están separadas sólo por una fina cornisa con modillones y constituyen la parte esencial de la armoniosa decoración de esta fachada. La galería inferior es una serie regular de trece compartimentos en forma de hornacinas. Los arcos ligeramente apuntados, excepto el del medio, que es un poco más ancho y de medio punto, descansan sobre delgadas columnas con capiteles separados por una estrecha pilastra. Estos trece nichos albergan las estatuas de cuerpo entero de Cristo y los doce Apóstoles. Todas fueron decapitadas en 1843. La mayoría de estas estatuas están de pie, algunas están sentadas y la primera de la izquierda con las piernas cruzadas parece que realizar una danza. La arquería superior tiene su centro ocupado por una gran ventana románica cuyo arco, mayor que los demás, está decorado con cabezas de caballos; este notable arco se completa con una chambrana decorada con las seis Vírgenes prudentes y las seis Vírgenes necias. Finalmente, se observan tres bloques sin trabajar en la arquería superior, lo que demuestra que se trabajaba in situ.
De camino a Cognac encontramos la Iglesia de San Maclou (Ars). Con un modesto aspecto exterior, alberga un conjunto de detalles destacables, como su poca elevación (parece medio hundida en la tierra), así como su aspecto abigarrado e incluso desordenado, pero es un edificio muy antiguo que ha sufrido muchos “remiendos”, más que restauraciones propiamente dichas. Se trata de una primitiva construcción del siglo XII, aunque se le añadió un campanario en el siglo XVIII; la fachada incluye una portada románica con cuatro arcos ligeramente apuntados, bien decorados y cada uno acompañado de un cordón; las columnas y pilastras que les sirven de apoyo tienen bellos capiteles. En su interior cabe destacar la pila bautismal de mármol tallado, obra del siglo XVIII.
Finalmente llegamos a Cognac, ciudad de 20.000 habitantes, que es el centro de una región especializada en la cultura de la vid, de la cual surge un producto que ha adquirido fama mundial: el cognac. El desarrollo de la ciudad de Cognac es relativamente reciente, y como resultado, tiene pocos monumentos muy antiguos, aunque conviene señalar la Iglesia de Saint-Léger, de los siglos XII y XIV, casi destruida durante la Guerra de los Cien Años, luego parcialmente reconstruida en el siglo XIV y devastada por los hugonotes en el siglo XVI, aunque su fachada occidental permaneció. Es similar al estilo regional: portal con puertas falsas, dos arquerías superpuestas y frontón decorado con dos pequeños pinaculos en los extremos, dividido en tres registros horizontales. La parte inferior alberga un portal de cuatro arquivoltas decorada con motivos geométricos y vegetales, además de la arquivolta exterior donde se representan los signos del zodíaco acompañados de las tareas de cada mes. La planta superior está formada por dos niveles de arcos de medio punto y un roseton con tracería flamígera del siglo XV. La parte superior de la fachada está ocupada por un gran frontón triangular desprovisto casi por completo de ornamentación. Una nave única se adorna con pinturas, de autores desconocidos: una copia de la Dormición de la Virgen pintada por Caravaggio y Jesús orando en Getsemaní. El crucero sur está flanqueado por una capilla saliente que alberga una Piedad de mármol de Carrara de finales del siglo XIX.
Iglesia de Saint-Léger (Cognac)
Tras cenar y dar una vuelta por la ciudad, cada cual se fue a su hotel y a la mañana siguiente pusimos rumbo hacia la Iglesia de Nuestra Sra. De la Asunción (Fenioux), siglo XII, donde destacamos su campanario y su fachada; en ésta nos aparecen temas redundantes como el Zodiaco, Vírgenes Sabias y Vírgenes Necias, Combate de Virtudes contra Vicios, etc. El pórtico, muy adornado, tiene cinco arquivoltas; en la parte superior una cornisa que se apoya en modillones de máscaras, y sobre esta cornisa, siete estatuas casi de tamaño natural, muchas de las cuales lamentablemente están mutiladas; sobre el mismo una arquería ciega y diversos capiteles con figuras monstruosas y máscaras. Finalmente, el campanario es una maravilla del arte Románico: básicamente consiste en dos linternas colocadas una encima de la otra y coronadas por una cúpula puntiaguda sobre la plataforma alta de una torre cuadrada de dos pisos. Algo alejada de la iglesia se encuentra La Linterna de los Muertos, una torre formada por un conjunto de once columnas adosadas cuyos capiteles llevan una ligera cornisa circular sobre la que se alzan otras trece columnas más pequeñas, formando la linterna, en cuyo interior una pequeña escalera conduce al farol donde estaba suspendida una lámpara de aceite cuya luz, símbolo de una vida futura, brillaba en la noche, no sólo para honrar al difunto, sino también para guiar a los viajeros o peregrinos retrasados.
La Iglesia de Saint-Pierre (Aulnay) (s. XII) fue la siguiente parada; presenta características parecidas a la anterior. La escultura románica de Aulnay magnifica las formas arquitectónicas mediante una proliferación del imaginario medieval a través de muchos modillones y conjuntos especialmente importantes (los dos portales en particular) donde la coherencia entre el mensaje religioso y las figuras románicas es excepcional. Saint-Pierre responde al modelo de planta basilical de tres naves abovedadas, crucero marcado en planta y alzado rematado con una cúpula sobre pechinas sobre la que se yergue el campanario, y tres ábsides, siendo el central de mayor relieve. La Portada sur admite un extraordinario conjunto de esculturas, ya que que en cada dovela esta tallada una figura: en total cerca de un centenar de personajes, animales del bestiario, monstruos, etc. En la Portada oeste los motivos están realmente unidos a las imágenes, y estas imágenes se han vuelto más grandes, más humanas. A cada lado de la gran arquería, dos pequeñas ventanas con arco apuntado.
Iglesia de Saint-Pierre (Aulnay)
En el piso inferior de la fachada un portal con cuatro grandes arquivoltas ocupa toda la parte central, flanqueado a cada lado por dos vanos ciegos con tres arquivoltas. Encima del portal central, hay nueve modillones separados por metopas con motivos geométricos, máscaras grotescas, un perro o lobo amenazante, y en el extremo derecho una cara de mujer enigmática.
Continuamos nuestro camino hacia la Iglesia de Notre-Dame (Surgères), siglo XI. Situada dentro del recinto feudal que le sirve de pantalla, destaca por el tamaño de su fachada de 23 metros de largo. Este asombroso frontispicio está formado por líneas horizontales, marcadas por dos cornisas que se extienden hasta los contrafuertes formados por haces de impresionantes columnas. Destaca la calidad de sus modillones y metopas: zodíaco detallado, Atlantes, acróbatas, músicos, osos, leones, grifos, basiliscos, monos, elefantes, sirenas ...; además, la exuberancia de la decoración se refleja en las arquivoltas: dientes de sierra, troncos, bezantes, puntas de diamantes y en las líneas de imposta que son molduras decorativas donde no menos de 116 pequeñas figuras se entrelazan con la fachada dividida en dos pisos iguales por una cornisa se aleja del tipo Saintongeais. La parte inferior contiene el portal y tres arcos a cada lado. El campanario es único en su género. Sustituyó a uno antiguo destruido durante la Guerra de los Cien Años y del que solo queda una gran base cuadrada, sobre la que se ha injertado una torre octogonal cuya forma recuerda a un farol y donde cada lado está atravesado por dos aberturas muy estrechas y muy largas, cada una enmarcada por dos delgadas columnas, lo que da al conjunto la apariencia de órgano. El interior de la Iglesia, esta compuesto por tres naves separadas por pilares rectangulares con aristas en chaflan. El ábside con bóveda de horno esta iluminado por cinco ventanas muy decoradas. Debajo del ábside hay una cripta y debajo de ésta una bóveda.
Iglesia de Notre-Dame (Surgères)
Tras contemplar esta última iglesia nos dirigimos a la hermosa y animada ciudad de La Rochelle, donde tuvimos tiempo para dar un buen paseo y cenar, para, al día siguiente, dirigirnos hacia la Iglesia de Saint-Vivien (La Vallée). Su fachada, el campanario y su curiosa torre de escaleras la caracterizan. No tiene galería ni arquería, sino sólo una gran ventana románica cuyo arco descansa sobre dos delgadas columnas; en el centro se abre una portada de tres arcos rebajados, muy ligeramente apuntados. A cada lado de las falsas puertas de arcos claramente apuntados, sus capiteles están unidos a los de la portada mediante una banda finamente trabajada; junto a ellos se aprecia toda una serie de grifos dispuestos de dos en dos y los diez modillones de la cornisa donde podemos ver cabezas de lobo, máscaras humanas y otros temas. El campanario es una robusta torre cuadrada de dos pisos rematada con un tejado casi plano. La parte oriental de la iglesia, coro y ábside, desapareció probablemente destruida durante las guerras con los ingleses. En la nave, una ventana atraviesa la pared frontal, está decorada con columnas con capiteles decorados; su arco lo hace con un cordón rematado en diamantes.
Nuestra siguiente parada fue en la Iglesia de San Martín (Nieul-lès-Saintes), del siglo XI. Tiene un campanario que es una torre octogonal abierta en cada una de sus caras por una ventana de medio punto. La fachada, rematada por un frontón sin vano, se apoya en dos grandes contrafuertes esquineros añadidos en el siglo XV. Están conectados a la altura del primer piso por una pequeña arquería. Abajo, se abre una elegante portada románica. Lo más representativo es la gran arquivolta, que está decorada con cuarenta y cinco pequeñas figuras que tocan música y parecen bailar; se trata de una fiesta de pueblo que permite el estudio de los instrumentos musicales utilizados en aquella época, aunque también hay quien la interpreta como una representación ingenua de los Ancianos del Apocalipsis. Los dos pequeños arcos de esta portada han quedado ocultos bajo un arco ojival con molduras. A cada lado de la arquivolta principal, incrustados en el muro, dos grandes motivos esculpidos de carácter alegórico simbolizan al hombre atacado por las fuerzas del mal. La nave tiene dos tramos separados por pilastras planas que sostienen un arco de sección rectangular. Una cúpula cubre el espacio del crucero; el ábside semicircular, con bóveda de horno, está iluminado por cinco ventanas románicas con columnas.
Para finalizar la mañana nos dirigimos a la Iglesia de Saint-Nazaire (Corme-Royal). Su interés se concentra casi exclusivamente en su fachada. Esta es una maravilla de ornamentación y escultura. La abundancia y variedad de su decoración, la feliz disposición de sus motivos, la elegancia y acabado de sus modelos, hacen del primer piso, sobre todo, una obra artística y arquitectónica que puede competir con las más famosas de la Saintonge. Este edificio fue construido en el siglo XII. La fachada presenta en la planta baja un portal de medio punto enmarcado por dos falsas puertas de la misma altura, con arcos apuntados. De sus cuatro arcos que se extienden unos sobre otros, los dos más pequeños están decorados con figuras de pie; los otros dos están cargados de follaje entrelazado y estilizado, aunque son las peleas de pájaros y cuadrúpedos las que dominan la decoración de esta iglesia. En el centro del muro que corona el primer piso destaca una estatua de un angel sobre un pedestal adornado con dos leones. La fachada incluye en la planta baja un portal de medio punto enmarcado por dos falsas puertas de la misma altura, con arcos apuntados. El primer piso, la parte principal del edificio, incluye en el centro un gran vano perforado por una larga ventana acompañada a cada lado por un vano ciego, los tres semicirculares.
Despues de nuestra habitual parada sobre las 13 h. para hacer honor a la buena cuisine française seguimos nuestro recorrido hasta la Iglesia de Saint-Sulpice (Saint- Sulpice-d'Arnoult), siglo X. Iglesia con planta de cruz latina y tres ábsides de los que sólo se conservan dos. La nave esta compuesta, a cada lado, por tres arquerías laterales de arco apuntado sobre columnas adosadas con capiteles. El campanario está construido sobre el antiguo crucero, sostenido por cuatro arcos, uno apuntado y tres de medio punto, cubiertos con bóveda de medio punto. El campanario eleva su masa desde el crucero, rematada con una torre octogonal de cubierta plana, decorada a cada lado con dos ventanas gemelas enmarcadas por un arco de medio punto. De la fachada se conserva una bella portada. De las tres arquivoltas de medio punto, la primera está decorada con dientes de sierra, la segunda con elegantes conchas y la tercera con una serie de motivos que la han hecho famosa dentro de la arquitectura saintongeaise. En la mitad izquierda hay una serie de pájaros que, con la cabeza vuelta, se arreglan las plumas de la cola. En el lado derecho hay una hilera de piñas, todos ellos tratados con un arte excepcional. A cada lado del arco de la portada destaca un animal feroz, pisoteando a un ser humano. Esta alegoría se encontró con bastante frecuencia en las fachadas de la región. Allí vemos grabada en piedra la traducción de las palabras del Evangelio: "Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar"; acabando así nuestra jornada románica para trasladarnos a la ciudad naval de Rochefort, donde plantamos nuestro campamento hotelero por esa noche.
Al día siguiente, jueves, salimos de la ciudad naval para dirigirnos a la Iglesia de Notre-Dame (Échillais), construida en el siglo XII sobre restos del siglo IX. Su fachada cuadrada la sitúa en la categoría muy reducida de las iglesias de Arco Triunfal que en planta baja se abre a un portal grande, semicircular, acompañado de dos vanos ciegos de los que está separado por columnas macizas y cortas. Éstas, rematadas por un voluminoso capitel a la altura de la parte superior de las columnas verticales, son continuadas por dos columnas contiguas más pequeñas que se elevan hasta la cornisa, destacando en ellas un capitel de gran tamaño: una cabeza de un demonio que se traga una columna: el Glouton. Coronando el edificio en toda su longitud, una admirable cornisa, pone el punto final a esta armoniosa obra de arte. Las arquivoltas del tímpano, pieza central de este conjunto, lamentablemente están muy mutiladas. En el gran arco, enmarcado por una chambrana con puntas de diamantes, se desarrolla una escena del apocalipsis: el triunfo de Cristo.
Seguimos nuestro periplo por el románico de Saintonge dirigiéndonos hacia la Iglesia de Saint-Trojan (Rétaud), construida a mediados del siglo XII. Consta de una nave de tres tramos, antiguamente con bóveda de cañón, de un cuarto tramo (completamente reconstruido en el siglo XV) sobre el que se eleva un campanario octogonal, y finalmente de una cabecera rematada en ábside semicircular con bóveda de horno. El ábside está iluminado por cinco ventanas inscritas en arcos de medio punto. El interior de la iglesia es muy sobrio; La escultura románica se concentra en la cabecera y el ábside, que, con bóveda de horno, está iluminado por cinco ventanas de medio punto. Cada ventana está delimitada por columnas con capiteles tallados y rematadas por una arquería cuyas columnas, que se elevan desde el suelo, están coronadas por capiteles bien trabajados. Es de destacar la serie de modillones de la fachada oeste, entre los que encontramos un monstruo alado, un pájaro y un león con la cola recogida/enderezada y en forma de flor de lis; además, cabezas humanas, pacíficas y serenas (que se atribuyen a las de los propios escultores), o una decoración vegetal. Las metopas, entre los modillones, son geométricas o vegetales. También son atípicos los cuatro capiteles de la fachada. Encontramos dos pacíficas cabezas humanas; dos quimeras: pájaros con cabeza humana, tres máscaras diabólicas y un capitel con decoración puramente vegetal. En el frontón hay una escultura románica: una máscara felina con una presa en la boca y follaje. El campanario se sitúa en el crucero limitado por potentes contrafuertes.
Finalmente, antes de degustar nuestro menú de hoy (Apéritif Kir Cassis, Tarte fine aux chèvres et à la tomate, Wok de volaille aux légumes, Bavarois aux fruits rouges, Vin Charentais et café), que pongo como ejemplo de lo que ha sido una ruta románico- gastronómica, nos trasladamos hasta Rioux, a la Iglesia de Nôtre-Dame de l'Assomption (Rioux), que fue construida en la segunda mitad del S.XII, siendo su ábside, por sí solo, una obra de arte en la que aparece toda la ornamentación románica en su prodigiosa diversidad: piedras colocadas en hiladas oblicuas, en zigzag, en escamas de pez, columnas de toda clase y toda decoración, capiteles, cordones, modillones, arcaturas, metopas, pilares, etc.
Esta iglesia tiene mucha similitud con la que acabamos de ver en Retaud, construidas aproximadamente al mismo tiempo y cerca una de la otra, aunque Rioux es más completa y rica en su decoración. Su famoso ábside tiene siete lados, los dos primeros rectos y los otros cinco dispuestos en semicírculo, cada uno ligeramente arqueado. En altura se divide en tres plantas. La planta central está íntegramente ocupada por grandes ventanales románicos cuyos arcos y columnas sorprenden. En la planta superior hay una riquísima arquería rematada por una cornisa con magníficos modillones.
Entre los arcos y la cornisa no queda espacio alguno del muro sin escultura. Este extraordinario ábside se completa con una fachada con un soberbio y amplio portal de cuatro arcos de medio punto, con una arquería superior con nueve arcos; el central, algo más grande, está ocupado por una “Madonna con el Niño” en una gloria almendrada. El frontón de esta fachada fue perforado con una abertura circular en el siglo XV y rematado por un ventanas gemelas.
Nuestra siguiente parada fue en la Iglesia de Notre-Dame (Corme-Écluse) de mediados del siglo XI. La decoración de la iglesia se concentra en la fachada occidental, en el campanario y finalmente en la cornisa con los modillones del ábside. En el interior, la nave no tiene capiteles esculpidos, sólo en el crucero hay cuatro columnas que sostienen el campanario con una decoración esculpida, pero que fueron objeto de vandalismo y otras dos esculturas en el norte del crucero. La fachada occidental es característica de arquitectura románica de la Saintonge: tripartita en la planta baja (una puerta central enmarcada por dos puertas falsas), rematada por una arquería ciega y terminada en frontón. El campanario, de planta cuadrada, se levanta sobre una base románica; su primer piso, con su hermosa arquería sostenida por altas columnas, sus cornisas y modillones son también románicos. Sin embargo, el piso superior fue reconstruido en el siglo XV. La cabecera del ábside no tiene la abundancia ornamental de la fachada occidental. Sólo los contrafuertes se alternan con los vanos arqueados de medio punto. Sin embargo, su sobriedad se ve atenuada por la presencia de modillones figurados. La mayoría de los modillones son románicos y en ellos encontramos los temas preferidos por quienes encargaron las esculturas: advertencias contra los pecados capitales y, en particular, la Lujuria y el Orgullo o la Vanidad. El interior conserva restos de pinturas murales en los que se adivina un San Sebastián.
Finalmente, nos dirigimos a la Iglesia de Saint-Jean-Baptiste (Saujon), un edificio relativamente moderno cuyo único interés consiste en los cuatro capiteles que se descubrieron en 1912 y que representan a Daniel en el foso de los leones, la Psicostasis (pesaje de las almas), un pescador con un pez enorme al hombro, quizás Tobias, y el cuarto una escena de la Resurrección. La técnica de estas esculturas se remonta a la segunda mitad del siglo XII.
Tras ver estos hermosos capitales nos dirigimos a Royan, lugar donde celebraríamos nuestra última cena y noche de estancia. Al día siguiente, tras dejar definitivamente las maletas en el autobús de Sergio, decidimos ir directamente a lo que podríamos denominar “la joya de la corona” (o, al menos, una de ellas) de este viaje: La Iglesia Sainte-Radegonde (Talmont-sur-Gironde), que esta levantada sobre un acantilado con vistas al estuario de la Gironda. Construida a partir del siglo XI y convertida en bastión por Eduardo I, Duque de Aquitania, supuso la fortificación de una parte de la iglesia. Sin embargo, no son las guerras, sino una violenta tormenta la que provocó el derrumbe de parte del acantilado que sirve de base al edificio, y con él los dos primeros tramos de la nave y parte de la cripta, que son arrastrados por las olas. La fachada del lado norte es la típica del arte románico de Saintonge. La Cabecera y el ábside están enmarcados por otros dos ábsides laterales. El crucero está coronado por una torre cuadrada que hace las veces de campanario. El cementerio marino contiguo a la iglesia tiene muchos cenotafios. La iglesia se enmarca en un bellísimo espacio por donde pudimos pasear y hacer compras en las numerosas y bien cuidadas tiendas de artesanía. Posteriormente, adelantamos la comida para poder llegar a tiempo al transbordador que nos permitiría atravesar el estuario de Gironde y pasar a la Península de Médoc y dirigirnos hacia el último objetivo de nuestro viaje.
La Iglesia de Saint-Saturnin (Moulis-en-Médoc) fue construida a principios del siglo XIII. Las partes más antiguas, ábside y cabecera, podrían datar de finales del siglo XII. El interés de la iglesia reside principalmente en la ornamentación interior del ábside. La escultura de los capiteles muestra influencias orientales. Son dignos de mención la pila exterior y el arco apuntado de la puerta: El arco apuntado sustituyó a una arquería de medio punto y se colocó una pila benditera muy elevada sobre el suelo, según un estudioso, para permitir que una persona poderosa entrara a la iglesia a caballo, santiguándose en la puerta. Obviamente, se piensa que este hombre poderoso no es otro que el Príncipe Negro. Los herrajes que sujetan la puerta con corazón de roble son medievales; si a lo largo de los siglos la madera ha sido sustituida, los herrajes se han conservado. La cabecera es la parte más notable del monumento, donde no hay ningún motivo francamente cristiano, sino que hay signos esotéricos accesibles a iniciados, maestros y compañeros, lo que no sorprende en un monumento situado a lo largo del camino a Santiago de Compostela. Desde el camino los peregrinos podían ver en el brazo del crucero norte un tablero de ajedrez llamado “damero de Jaca”, un auténtico faro en el camino hacia Santiago de Compostela.
Y tras esta última visita –sin olvidar el tradicional sorteo de un libro entre los viajeros: “El Románico. Arquitectura. Escultura. Pintura”, Ed. Könemann, que ganó Rafa–, Sergio metió la directa hacia Donostia/San Sebastián, donde algunos terminamos nuestro recorrido hacia las 21,30 h., pero otros aún tenían unos cuantos kilómetros esa noche hasta sus domicilios, e incluso unos cientos al día siguiente: nuestros queridos compañeros románicos de otras regiones de España a los que les agradecemos especialmente el esfuerzo extraordinario que han hecho por poder visitar juntos estas maravillas del románico, en este caso románico francés de la Saintonge.
Un extraordinario viaje, en el que hemos disfrutado, hemos aprendido y hemos comido de maravilla. Se lo dedicamos a nuestro querido Mikel, que no ha podido venir.
COORDINADORA ADR PAÍS VASCO-FRANCIA