Con motivo de la 50a Jornada de Románico Local de la coordinadora de Catalunya-Andorra celebramos, por primera vez desde hace años, una Jornada de dos días. También esta vez es excepcional celebrarla en el mes de Julio. Esto se debe a que las Iglesias andorranas abren todos los días de los meses de Julio y Agosto y eso favorece su visita.
Empezamos la primera jornada en las puertas de la iglesia de Sta. Coloma de Andorra, cuya cabecera cuadrada corresponde a una fase previa al románico. Santa Coloma es quizás el templo más icónico del país pirenaico. Su campanario redondo o mejor dicho cilíndrico es muy característico y casi excepcional. La iglesia alberga unas pinturas murales in situ y otras que después de un largo periplo se custodian actualmente en un pequeño museo cercano: el espacio Columba. Las pinturas que aún custodia la iglesia aparecieron en los años 60 detrás de un retablo y se decidió conservarlas in-situ. En cambio las pinturas del ábside fueron expoliadas en los años 20 del pasado siglo, como tantas otras en aquella época, arrancadas con la conocida técnica del strapo. Después de un largo periplo, que incluyó incluso su confiscación por el régimen nazi, y tras décadas en museos alemanes, fueron compradas recientemente por el gobierno andorrano por la friolera de 4,8 millones de euros. Ahora las podemos disfrutar en el espacio Columba mientras en la propia iglesia se proyecta un mapping para poder apreciar todo el conjunto con el esplendor con el que fue pintado. El espacio Columba alberga otros objetos traídos del resto de iglesias románicas del país: incensarios, lipsanotecas, cruces procesionales,… y en breve albergará los frescos de la iglesia de Sant Esteve d’Andorra, aún en manos de una familia coleccionista, iglesia en la que acabaremos el periplo del sábado.
Continuamos nuestro periplo subiendo un gran desnivel para disfrutar de Sant Miquel d’Engolasters. Esta maravillosa capilla albergaba un conjunto de frescos, de los cuáles algunos están en paradero desconocido, y otros nutren la colección del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), concretamente los del ábside. La iglesia actual alberga una reproducción muy fiel a los mismos. Llama la atención que uno de los evangelistas del tetramorfos, concretamente San Mateo, no aparece, ha sido sustituido por el arcángel San Miguel, titular de la iglesia. Mucho se ha especulado sobre esta sustitución: que si la falta de espacio, que sí falta de cultura del maestro,… parece más bien que se haya sintetizado en el mismo personaje al evangelista y al arcángel. El campanario de la iglesia se eleva de forma significativa. Con sus típicas arcuaciones lombardas, podemos apreciar una característica de los campanarios andorranos: la columna que separa las ventanas geminadas de la torre la forma un bloque monolítico y un tanto irregular.
Después de la comida en la que degustamos ricos productos locales y en los que realizamos los reglamentarios sorteos de libros y ventas de merchandising, seguimos nuestra ruta hacia la iglesia de Santa Eulàlia de Encamp, una iglesia que aún conserva el campanario más alto de Andorra, con 23 metros, aunque un tanto inclinado, una pila bautismal de granito (como todas las románicas del principado) y los restos de la planta del ábside y parte de la nave que se conservaron descubiertos cuando se construyo la nueva iglesia en pleno Siglo XX. Robert, nuestro guía resulta ser un gran amante del románico que nos expresa su interés por hacerse socio.
Sigue nuestro el periplo del sábado por Sant Joan de Caselles, una iglesia recientemente restaurada en el marco del intento del gobierno andorrano de conseguir que la UNESCO declare Patrimonio de la Humanidad a sus iglesias románicas en una candidatura conjunta con la catedral de la Seu d’Urgell i el castillo de Foix para el año 2026. Esta maravillosa iglesia alberga una pieza casi única: una crucifixión mural formada por un Cristo en majestad de estuco policromado y unas pinturas murales originales que reflejan a los soldados romanos y el sol y la luna. Una maravilla. Esta combinación de estuco y pintura es excepcional. Debemos buscar otros ejemplos similares en Alemania o el norte de Italia, pero ninguno con la excepcionalidad de Sant Joan de Caselles.
Volvemos nuestros pasos hacia el municipio de Encamp para ver uno de los platos fuertes del día: Sant Joan les Bons. En un emplazamiento único, encima de un peñasco desde el que se divisa todo el valle del Valira, la pequeña iglesia de Sant Joan alberga un conjunto notable de pintura mural, en buena parte mediante una reproducción, ya que el original también se custodia en el MNAC. ¡Cómo emociona ver el lugar original de los conjuntos que conocemos bien de los museos!. Además aun conserva algunos fragmentos destacables de pintura in situ, y puede que albergue nuevas sorpresas cuando próximamente sea restaurada. Los tres conjuntos que hemos visto hoy (Santa Coloma de Andorra, Sant Miquel d’Engolasters y Sant Joan les Bons) tienen unos rasgos comunes, lo que ha llevado a algunos autores a hablar del maestro de Santa Coloma. Hoy en día se piensa más en talleres itinerantes que se influenciaban mutuamente. La pintura románica andorrana estará así influida por talleres de la Seu d’Urgell, Ripoll, Poitiers,…
Con el ánimo sobrecogido de tanta belleza, nos disponemos a bajar otra vez al valle para acabar nuestro recorrido con Sant Esteve en Andorra la Vella, de cuya construcción románica aún conserva un robusto campanario, el ábside principal y un absidiolo lateral. Esta iglesia es la que albergaba las pinturas que en breve van a regresar a Andorra y que podremos disfrutar también en el espacio Columba.
Después de un descanso reconstituyente y algo de tiempo para digerir tanta belleza, y ya en pleno domingo, nos disponemos a recorrer el otro gran valle que conforma Andorra. Si el sábado fue el Valira, el domingo recorremos los conjuntos románicos del valle del Ordino. Ahí empezaremos por otra maravilla: el conjunto más extenso de pintura mural que aún se conserva in situ: Sant Martí de la Cortinada. A pesar de que la iglesia fue modificada en siglos posteriores, tanto la cabecera como la torre, ambas románicas, se conservaron. Y la cabecera alberga un fantástico conjunto de pinturas, algunas de difícil interpretación. A parte de representaciones de santos y obispos podemos observar representaciones menos habituales: un arquero, un bailarín, un sirviente borracho(¿), cabezas de bóvidos, el famoso león de la Cortinada.
Nos desplazamos nuevamente, esta vez hasta Sant Climent de Pal donde una jovencísima guía nos explica todos los devenires del edificio. Pal tiene uno de los campanarios más macizos y equilibrados del románico andorrano y una preciosa talla de la virgen de los Remedios del S. XIII.
Seguimos nuestro periplo andorrano por una de sus joyitas escondidas: Sant Serní de Nagol con su conjunto de pinturas in situ que nos llevan directamente en nuestra mente a las pinturas de los beatos. El conjunto también va a ser restaurado en breve, quizás podamos así comprender algunas de las imágenes que siguen sin descifrar.
Acabamos esta L Jornada de Románico Local junto al campanario de Sant Julià y Sant Germà de Lòria. Allí nos emplazamos a una nueva salida que está programada para noviembre en Barcelona. De la montaña andorrana a la capitalidad, así es el románico, y lo vamos a buscar donde se conserve, con nuestro mejor ánimo.
Texto: Oscar Negredo
Imágenes: Mª Rosa Roura- Montse Rota- Oscar Negredo