En esta Jornada de Románico Local organizada por la Coordinadora AdR Asturias-Cantabria, visitamos la comarca de Campoo-Los Valles, en especial los municipios cántabros de Campoo de Enmedio y de Campoo de Suso. Es una ocasión para disfrutar de unos monumentos románicos sencillos y pequeños, pero de bellas proporciones y sumamente interesantes, y de su inseparable paisaje montañoso de prados y de bosques.
En el término “Campoo” suele incluirse todo el apéndice meridional de Cantabria, pero es difícil asegurar qué es lo que, desde el siglo X, al menos, se conoce documentalmente como “Campoo”. Estas tierras fueron siempre fronterizas y discutidas por parte del reino de León y del condado castellano, aunque a partir de finales del siglo XI, todo Campoo es una parte del reino de Castilla. Por extensión, también se aplicó este término a la villa más importante que durante toda la Edad Media estaba más próxima a estos campos: Aguilar de Campoo.
La visita comienza en un lugar que es testimonio de la superposición de civilizaciones, en la Iglesia de Santa María de Retortillo. Aquí están los restos de la ciudad romana de Julióbriga, sobre cuyas ruinas se construyó la iglesia.
La iglesia y las ruinas romanas de la ciudad de Julióbriga.
Iglesia de una sola nave cerrada al este por un ábside semicircular, tiene un presbiterio con doble arquería en los dos lados y una espadaña que cierra el muro occidental. Existen dos puertas, una al mediodía por la que se entra, muy sencilla y modesta, y otra en el muro oeste, más trabajada, y que permanece oculta desde fuera. Sobre la puerta de entrada hay un tímpano incrustado y claramente colocado fuera de contexto. Aparecen en relieve un grifo a la izquierda y un león alado a la derecha juntando una de sus patas delanteras ante una cruz griega inscrita en un círculo y encima aparecen un par de ángeles de frente que sostienen una cruz latina.
En el interior, el arco triunfal carga sobre capiteles iconográficos que, artísticamente, son lo mejor de lo escultórico de la iglesia. El capitel de la izquierda quiere representar una lucha o torneo de dos caballeros armados: el de la izquierda, por su vestimenta, nos remite al caballero cristiano y el de la derecha presenta atributos del guerrero musulmán. El capitel de la derecha repite una lucha ecuestre, pero con variaciones pues aquí surge en el centro del capitel la figura de frente de una mujer mediadora que asiendo las dos bridas con sus manos parece querer evitar la lucha. Puede simbolizar la Paz de Dios impuesta por la iglesia.
Capiteles de las columnas izquierda y derecha, respectivamente, del arco triunfal.
La edificación de la iglesia plantea bastantes dudas cronológicas debido a la dualidad de calidades escultóricas. Se plantea si en la primera mitad del siglo XII ya se habría construido y 50-60 años después hubo una reforma, a finales del siglo XII. Es decir, podrían haber intervenido distintos ejecutores a lo largo del tiempo, e incluso se teoriza que los capiteles del arco triunfal podrían haber sido trabajados en los propios talleres de Aguilar de Campoo y, ya concluidos, se transportasen en carros hasta Retortillo.
La Iglesia de San Cipriano de Bolmir se levanta en esta pequeña aldea. Es un templo que debió edificarse en la primera mitad del siglo XII y que guarda muy bien su unidad de estilo dentro de sus pequeñas proporciones, con elementos arquitectónicos y escultóricos de interés, como su cabecera, la espadaña, la portada meridional y, sobre todo, una colección de canecillos de temática costumbrista y sexual.
La puerta y la cornisa del muro meridional con sus canecillos.
Es difícil llegar a averiguar lo que los maestros románicos intentaban transmitir. ¿Por qué en el siglo XII tuvieron tal difusión estas formas escultóricas? No sólo se trata de Bolmir, Cervatos tenía -y tiene-, como sabemos, un atractivo especial con toda su decoración “lujuriosa” y consiguió desde antiguo un interés que otras iglesias no tuvieron. Es evidente que existen múltiples respuestas a esta cuestión. Es conocida la finalidad docente, de transmisión de ideas, de la iconografía románica, la posibilidad de incidir en el ánimo y en las actitudes morales de los espectadores: “las imágenes fueron elaboradas para ser vistas, pero sobre todo para ser vividas por sus espectadores” (Boto Varela, G).
Del antiguo monasterio de San Pedro de Cervatos tenemos las primeras noticias documentales en el Fuero que le conceden, en el año 999, al conde castellano Sancho García (995-1017) y a su mujer Urraca para que sirviese de panteón condal pues se dice textualmente que entierren en la iglesia a su hijo Fernando.
De aquella edificación nos ha quedado la actual Iglesia parroquial de San Pedro. Según indican las inscripciones visibles en la fachada, a la derecha de la puerta, podemos suponer que la iglesia se estaba levantando alrededor de 1129, en tanto que su dedicación se hizo setenta años después, en 1199.
Desde el punto de vista artístico, es muy interesante la puerta, tanto por la abundante decoración que tiene como por la originalidad de su dintel y tímpano. El dintel inferior se cubre totalmente por dos franjas horizontales de palmetas entrelazadas con tallos. Y encima de él reposa otro con bajo relieve de tres parejas de leones unidos por las ancas y por las cabezas. El tímpano, totalmente lleno de palmetas, adquiere un marcado aspecto musulmán.
Puerta. Detalle del tímpano y dintel.
En el interior, tiene el ábside una preciosa arquería ciega, con diez arcos de medio punto, que cargan sobre capiteles iconográficos y vegetales de gran interés.
El arco triunfal, de medio punto y doblado, apoya en buenos capiteles iconográficos: el de la izquierda, esculpe diez animales unos sobre otros, en dos y tres filas, abrazándose, y en los huecos, cabecitas humanas. El capitel derecho lleva águilas explayadas.
Es peculiar el detalle de la presencia de dos ménsulas que soportan un arco fajón que separa las bóvedas de horno y de cañón. Dichas ménsulas tienen forma de cubo o “dado” de piedra y sobre ellas hay una columna “enana”, con fuste reducidísimo, que acaba en un gran capitel.
Ménsula del lado izquierdo con palmetas y la del lado derecho con la figura de San Miguel, con escudo, que alancea un dragón.
Después de una mañana intensa, nos dirigimos al restaurante del Campo de Golf de Nestares. Nos vino muy bien un descanso y una buena comida, con vistas al campo de golf y las montañas al fondo. Es otro de esos momentos que se recuerdan en estos viajes, no sólo por la comida, sino también por las personas que conoces y con las que hablas en la mesa. Hubo sorteo del libro “¿Qué hay detrás del románico palentino?”, de Cristina Párbole.
Sorteo del Libro de Cristina Párbole y su afortunada ganadora.
De la Iglesia de Santa María la Mayor de Villacantid, en el valle de Campoo de Suso, sólo queda de la época románica el ábside, la portada y algunos capiteles en el interior. El ábside tiene la forma, colocación y orientación habituales en el románico, pero la puerta es seguramente el enigma de esta pequeña iglesia. ¡Es la primera vez que veo una iglesia románica cuya entrada está adosada al ábside!
Puerta y ábside.
Se supone que la primitiva colocación de la puerta no debió de ser la actual, sino que se adosaría al muro que daba al mediodía, y que luego se puso en el lugar que ocupa cuando se amplió la iglesia en el siglo XVII.
La puerta es ya apuntada, lo que puede colocar la construcción de esta iglesia campurriana hacia finales del siglo XII.
El ábside es muy sencillo, con columnas pareadas que forman dos contrafuertes y con un magnífica ventana, cuya originalidad radica en la decoración de sus dos fustes, envueltos en dientes de sierra en sentido horizontal. Las columnas pareadas suben hasta la cornisa, y el apoyo de la misma se hace por medio de un capitel, estando representada, muy probablemente, la caza del oso en el izquierdo y apareciendo, en el derecho, una escena reunida: Sansón luchando con el león y la lucha ecuestre, y entre medias una figura con los brazos abiertos, difícil de identificar.
En el interior de la iglesia, que actualmente es sede del centro de interpretación del románico de Campoo, por si fuera poco una sola lucha de caballeros, vuelven a repetirse, en uno de los capiteles del arco triunfal, las dos figuras ecuestres dispuestas al combate con interposición de un personaje femenino (la Tregua Dei), que sujeta con las manos las bridas de ambos caballos. Quizás no se puede dar una explicación generalizada a la tradicional lucha de caballeros: unas veces puede ser el pasaje de una canción de gesta, otras la simple representación de un torneo o duelo, y otras tener una explicación puramente simbólica de alguna relación espiritual (lucha del bien contra el mal).
Y aquí terminó nuestra jornada. Gracias a Cristina Párbole, nuestra guía, historiadora entusiasta y emprendedora incansable de grandes tareas. ¡Conoce la historia palentina y cántabra como nadie!
Comprendo, porque lo he vivido en la organización de los Fines de Semana Románicos de AdR, el enorme trabajo que supone llevar esta Jornada a buen término, por lo que quiero agradecer la dedicación de Óscar Manuel Ruiz Pérez, nuestro coordinador de AdR Asturias-Cantabria, para que todo saliera bien. ¡El resultado ha sido un recorrido magnífico, Óscar!
Finalmente, deseo que esta crónica, en la que he recogido apenas unos retazos de todo lo que nos explicó Cristina, pueda contribuir a entender mejor y a recordar el románico de esta parte de Cantabria y, sobre todo, que nos deje con ganas de volver.
Miguel Ángel Baños. Julio de 2024.