El sol y el buen clima acompañaron finalmente a la Asociación de Amigos del Románico (AdR) de Navarra – La Rioja, el sábado 9 de noviembre de 2024, durante la jornada organizada en el Val de Aibar y su vecina localidad de Olleta, una zona muy bella pero poco conocida que guarda algunas joyas escondidas del románico navarro. Los cerca de cincuenta participantes inscritos en la Jornada se desplazaron en coches particulares y disfrutaron de unas visitas perfectamente organizadas por Fátima y Rafa, y guiados por el profesor Carlos Martínez Álava.
Olleta, un rincón que conserva su sabor medieval con un puente e iglesia románicos, perfectamente conservados.
La jornada se inició a las 9:30 horas con la visita a la localidad de Olleta, situada en el límite del valle de la Valdorba con el valle de Aibar. En este apartado lugar navarro nos encontramos con un singular rincón medieval, presidido por su precioso puente románico al que le acompañan restos de muros de antiguas construcciones que conforman el encuentro entre el río Sansoain y el barranco de Lerga. Cuenta también con una iglesia parroquial, La Purificación de Olleta, muy interesante y muy bien cuidada por sus vecinos. Uno de ellos, Sergio, nos abrió amablemente las puertas del templo y nos acompañó en una parte de la jornada.
En Olleta, además de la visita, los organizadores hicieron una presentación audiovisual para mostrar en imágenes los antiguos frescos románicos que adornaban el interior del pequeño templo y que hoy se encuentran expuestos en el Museo de Navarra, en Pamplona. También se mostraron antiguas fotografías de la iglesia y del despoblado de Abaiz, junto con otras de 2009, unos años antes de la actuación de limpieza y consolidación arquitectónica de su antigua iglesia parroquial. De ese modo se pudo ver el lamentable estado de ruina en que se encontraba el monumento.
A continuación, el grupo se desplazó a Lerga para visitar brevemente su iglesia tardo románica en honor a San Martín e hizo una parada en la sociedad local para tomar café.
Abaiz, una colina singular con una de las edificaciones románicas más antiguas conservadas en Navarra.
Uno de los puntos fuertes de la jornada era la visita al despoblado de Abaiz, con el conjunto monumental de Santa Elena, antes de Santa Cruz, posiblemente una de las edificaciones románicas más antiguas de Navarra. Está situada sobre una colina y desde el mirador de su torre ofrece unas vistas fantásticas a todo el Val de Aibar, un valle con campos de viña y cereal muy rico, desde la sierra de Leyre hasta los montes de la Valdorba.
El lugar de Abaiz ya aparecía documentado en el S. XI y las ruinas actuales posiblemente formaran parte, en origen, del monasterio de San Pedro que, junto a sus heredades y diezmos, fue donado al monasterio de Leyre por doña Oria Aznar en 1095.
Los visitantes pudieron ver el resultado de los trabajos acometidos, primero en auzolán por los vecinos de Lerga y, desde 2014, por la Asociación Cultural Amigos de Abaiz para consolidar y proteger el monumento, con explicaciones de los principales implicados en la obra.
Blas Garayoa habló en nombre de la Asociación Amigos de Abaiz, que cuenta actualmente con 120 socios, y contó cómo se había formado dicha asociación en el año 2014. En distintas etapas, con el trabajo de los propios vecinos y el apoyo económico de los socios, se habían acometido labores de limpieza del entorno y recuperación. El arquitecto Rafael Arrizabalaga explicó las obras de refuerzo de los cimientos y consolidación de paredes, dirigidas por él y llevadas a cabo por la empresa Construcciones Beroiz.
Todos estos trabajos han permitido recuperar una parte del edificio del estado de ruina en el que se encontraba.
En las fachadas de la iglesia de Abaiz se pudieron contemplar los sillares de grandes dimensiones de la base, perfectamente escuadrados, algunos con rehundidos preparados para ser manipulados en el izado de piedras pesadas, con similares características a las construcciones romanas, lo que lleva a pensar a los historiadores que para su construcción se habrían aprovechado piedras de la cercana ciudad romana abandonada de Santa Criz, o que formaban parte de un anterior edificio que se levantó en época romana. Según el profesor Carlos Martínez Álava, la iglesia podría datar de la primera mitad del año 1000.
La siguiente etapa fue la localidad vecina de Eslava, donde se esconde una antigua construcción subterránea de origen medieval muy poco conocida que, según los indicios, podría haber sido almacén de una construcción de uso civil o militar. Está situada bajo los cimientos de una casa y una calle. También se pudo ver una virgen románica y la pila bautismal de la antigua iglesia de Abaiz, que se guardan en la iglesia parroquial de Eslava.
A continuación, los Amigos del Románico se trasladaron a la localidad de Aibar, capital del valle, donde disfrutaron de una buena comida y una agradable sobremesa, antes de continuar la jornada.
Aibar y sus dos joyas del Románico.
Ya por la tarde, el grupo visitó la iglesia de San Pedro de Aibar, una de las grandes joyas del románico navarro que mantiene muchas incógnitas de su pasado. Lástima que sea imposible contemplar su cabecera y su portada románica, desaparecida en reformas renacentistas, porque lo que muestran sus naves con sus bellos capiteles nos hace imaginarnos un escenario a la altura de las mejores obras románicas de su entorno.
En San Pedro, nuevamente, los organizadores complementaron las explicaciones del exterior e interior del templo con una interesante proyección de imágenes, que permitió a los asistentes acercarse con más detalle a los espléndidos capiteles románicos, fotografiados previamente. En el año 2022, la Asociación de Amigos del Románico obtuvo el permiso de la parroquia para instalar unos andamios y poder hacer fotografías desde la cercanía, que han servido para estudiarlos mejor y mostrarlos con detalle. Dichos capiteles, por su altura y escasa iluminación, no se pueden apreciar en una visita normal.
En la visita, el profesor Carlos Martínez Álava explicó con detalle cada uno de estos preciosos capiteles, la arquitectura que lo envuelve, así como la historia de esta antigua población navarra y sus conexiones con otras obras románicas. Finalmente, tras un paseo al atardecer por Aibar, se pudo visitar la iglesia románica de Santa María, más pequeña y recogida pero igual de cuidada. Esto puso el broche a una jornada muy intensa donde la amistad y la cultura se dieron la mano en un entorno natural de gran belleza.
Coordinadora AdR Navarra - La Rioja