Despues de mas de dos años de parada forzosa, por fin ¡¡¡¡ nos ponemos en marcha !!!! y………puntuales como siempre a las 8 en punto con el autobús lleno de amigos y de ilusión, nos ponemos en marcha.
En esta ocasión nuestra actividad será hermanada entre las coordinaciones de Aragón y Navarra, visitaremos diferentes lugares del románico navarro, para lo cual muy amablemente se brindo a guiarnos la Profesora Ana Ulargui Palacio, doctora en Historia del Arte y profesora de la Uned en Pamplona.
A las 10 de la mañana en la villa de Azuelo, se produjo el encuentro entre Aragoneses y Navarros. Tras los consabidos saludos y demás, un café, visita al wc e iniciamos la visita en la iglesia de San Jorge del desaparecido monasterio de Azuelo. Inició la explicación Pedro San Emeterio quien nos abrió la iglesia y nos relató una breve historia sobre el lugar y la primitiva comunidad benedictina que residió allí.
Ya en el interior, Ana Ulargui comenzó la explicación histórico-artística del bellísimo cenobio, contándonos como el lugar adquirió poder y riquezas debido a su dependencia con la realeza navarra en el siglo XI, la cual la vincula al poderoso monasterio de Nájera, convirtiéndose en un priorato que crece y edifica su iglesia en la segunda mitad del siglo XII, obra que altera sus estructuras en siglos posteriores. El priorato alcanzó cierto poder gracias a que es su interior se acumularon diversas reliquias que potenciaron su peregrinación.
La bella arquitectura interior muestra una capilla absidial con tres vanos y un presbiterio con otros dos vanos, uno de ellos tapiado tras la construcción de una sacristía anexa en el siglo XVI. Lo más interesante del interior lo pudimos ver en el primer tramo de la nave, donde un grupo de potentes arcos sustentan el cimborrio y su cúpula. La escultura queda bellamente reflejada con una serie de 4 capiteles en los dos arcos (triunfal y fajón occidental) y un grupo de pequeños capiteles en los enmarcados de los vanos de ventanas. Nuestra profesora nos indicó dónde podíamos ver la firma del maestro “Sancius”.
En el recorrido por el exterior pudimos visitar la cabecera perfectamente moldurada con dos impostas horizontales (una de ellas con un bello ajedrezado) y dos contrafuertes verticales. Luego nos trasladamos a visitar la portada occidental, una monumental portada románica con rica decoración esculpida.
Despedimos el monasterio de Azuelo y nos trasladamos hasta la cercana localidad de Torres del Río, donde iniciamos la visita de la iglesia del Santo Sepulcro, una de las grandes joyas del románico internacional.
La profesora Ulargui comenzó a describir el edificio desde el exterior, mostrándonos los niveles que estructuran el edificio de planta octogonal con una capilla saliente al este, y el cilindro anexo que se ejecutó en época posterior para dar acceso al templete central elevado que se coloca en el centro de la cubierta octogonal. Una vez visto el exterior iniciamos la visita interior donde pudimos observar la bellísima cúpula con arcos entrecruzados, cuya construcción no deja indiferente a nadie. Tras una reflexión sobre la geometría del espacio interior, Ana nos invitó a ver dos elementos de especial significación en el interior del templo: las celosías pétreas de entradas de luz en las ventanas altas del octógono y el Cristo románico.
Terminada la visita nos dirigimos a Viana donde teníamos reservada la comida en el restaurante del Hotel Palacio de Pujadas, un antiguo y bonito palacio que fue rehabilitado a principios del siglo XXI. La estancia y la comida fue perfecta, y tras el café y el sorteo de regalos, continuamos ruta para visitar Eunate.
Volvemos a encontrarnos con un edificio románico de planta octogonal, pero la iglesia de Santa María de Eunate presenta un aspecto formal muy diferente al Santo Sepulcro de Torres del Río. El edificio presenta una galería exterior perimetral que conserva varios tramos románicos, mientras que el resto es relativamente moderno. Nuestra Profesora nos explica la relación formal de la portada norte de Eunate con otras portadas de iglesias próximas (la parroquia de San Miguel de Olcoz y la iglesia del Crucifijo de Puente la Reina), fundamentalmente la representación de un barbudo con el pelo trenzado de forma helicoidal.
En el interior, hace hincapié en la diferencia entre el Santo Sepulcro, una arquitectura románica que se encuentra muy bien trabajada y donde las caras del octógono muestran una inusitada regularidad para el románico, y el interior de Santa María de Eunate más caótico y dinámico. Ninguna cara es igual a las colindantes y seguramente todo está realizado a sentimiento, pero ningún observador puede escapar a su magia: un espacio que nos acoge de forma abrumadora que raya la genialidad. ¿Qué misterios oculta este templo?, hay muchas incógnitas por descifrar y es por ello que permite la libertad de creerlo templario, Sanjuanista o simplemente una capilla funeraria de una familia adinerada. Santa María de Eunate es una iglesia románica fascinante.
Continuando con la jornada, nos desplazamos a nuestro último destino: Puente la Reina. El autobús hace parada a las afueras, muy cerca de la iglesia del Crucifijo, donde iniciamos nuestro recorrido por la villa. La iglesia del Crucifijo destaca por su portada profusamente esculpida tanto en sus capiteles, así como en las columnas, cimacios y arquivoltas apuntadas. Todo está decorado con motivos vegetales, con animales, máscaras y monstruos y con algún personaje de difícil lectura. Si se creó con un mensaje, todavía no se ha podido descifrar.
A continuación visitamos el interior donde podemos ver una iglesia atípica con dos naves, una primera románica de finales del XII presidida por una copia de una virgen románica, y una segunda nave gótica del siglo XIV, una ampliación con un precioso Crucificado que la preside. La imagen del Crucificado se ha datado a inicios del siglo XIV, con leyendas de una donación de un adinerado peregrino alemán. La cuestión es que se trata de un Crucificado en madera con los brazos en ypsilon, una rareza escultórica que puede estar vinculada a obras italianas y alemanas. El origen de la iglesia románica está vinculado a la orden de los Caballeros Templarios en Navarra, y años después de la disolución de la orden de 1312 pasó a convertirse en un hospital de los Sanjuanistas. Fue entonces cuando se amplió la iglesia con la mencionada segunda nave.
Terminada la visita a la iglesia del Crucifijo nos dirigimos por la calle Mayor hasta la iglesia de Santiago, importante punto de oración en el camino jacobeo. La profesora nos explica que de la iglesia románica apenas quedas unos muros y dos portadas, una menor que da al callejón y la portada mayor que se abre en el muro meridional.
Nos encontramos ante una portada de finales del siglo XII y principios del XIII, con una representación escultórica que presenta un mensaje en cada una de las dovelas de sus arquivoltas: la creación, la anunciación, la natividad, etc… Todo un mensaje cristiano que el viento y la lluvia han deteriorado de tal forma que apenas podemos descifrar algún detalle. La portada presenta un arco angrelado sin tímpano, también esculpido, que se relaciona con otros dos templos románicos: San Pedro de la Rúa de Estella y San Román de Cirauqui.
Continuamos la visita de la villa con su monumento más singular: el puente románico. Ana nos explica que tiene un ojo central y tres decrecientes a cada lado, quedando a la vista solamente seis, ya que el séptimo se encontró hace pocos años, en las obras de urbanización y renovación de redes urbanas de la calle Mayor. No se sabe quién fue la reina que dio nombre al puente y a la villa, posiblemente doña Munia o Mayor la esposa de Sancho Garcés III el Mayor, o doña Estefanía, esposa de García Sánchez III, rey de Nájera-Pamplona.
Finalizamos la jornada románica junto al puente nuevo donde nos recoge el autobús, allí apretones de manos, abrazos y desde luego intercambio de teléfonos, en nuestros pensamientos empiezan a nacer futuros proyectos, nos despedimos de Ana Ulargui con un ¡¡¡ hasta pronto !!! y ….. cada uno a su destino. Hemos vivido una jornada románica perfecta. Gracias a todos.
Rafael Arrizabalaga - Luis Lansac