El objetivo fundamental de que los Amigos del Románico nos acercáramos a Astorga era asistir a la celebración de la Asamblea General Ordinaria, que este año se celebraba allí, pero no el único. Uno de los motivos por los que fue elegida esta ciudad fue su cercanía a la iglesia de Rabanal del Camino, objetivo de SOS Románico desde hace varios años, por su lamentable estado de conservación, para tratar de concienciar “a quien corresponda” (no es fácil determinar el quién) de que si no se interviene rápidamente el edificio colapsará más pronto que tarde.
De lo ocurrido en la Asamblea nos enteraremos puntualmente leyendo las actas. Así que en esta crónica trataré de relatar cómo discurrieron las actividades complementarias que comenzaron el viernes por la tarde. Unos cuantos afortunados pudieron acercarse al Palacio Episcopal de Gaudí sede del Museo de los Caminos. Románico tiene poquito, algunos capiteles y cruces procesionales, si no recuerdo mal, pero la exuberancia y belleza de su arquitectura modernista compensa con creces esta carencia. Después, la cena de encuentro, más bien de “reencuentro” diría yo, en el restaurante del Hotel Astur Plaza, que transcurrió apaciblemente entre las charlas con viejos y nuevos conocidos.
Al día siguiente, sábado, estábamos citados a las 10 en punto en el Salón de audiciones del Conservatorio de Música Ángel Barja, donde fuimos recibidos por la Concejala de Cultura, que nos dio la bienvenida y obsequió a la Asociación con una medalla conmemorativa del bimilenario de la fundación de Astorga por el emperador Augusto, efeméride que se cumplió en 1986.
A continuación la profesora de la Universidad de León, Doña Concepción Cosmen nos habló sobre: "La Catedral Románica de Astorga, su posible evolución y relaciones artísticas". Siendo Astorga una sede episcopal de gran importancia desde la Antigüedad, es de suponer que en época románica tuvo que tener una catedral acorde a su importancia, pero se tienen pocos datos y vestigios sobre el primer edificio románico que se construiría ampliando o rehaciendo el anterior altomedieval. Un documento nos permite saber que los reyes Alfonso VI y su mujer Constanza habían mandado fundar desde el comienzo (ab initio) la iglesia de Santa María Siempre Virgen, que es como se conocía al templo catedralicio. Esto sucedía en el tiempo de mandato del obispo Osmundo, encargado de introducir la liturgia romana.
Poco se sabe también del siguiente paso bajo el mandato del obispo Pelayo, aunque se sospecha que hubo movimiento de construcción a juzgar por los documentos de donaciones. Pero hasta el momento no se tiene noticia directa sobre este templo románico, ni se sabe si se llegó a finalizar. Lo que sí parece seguro es que si en 1065 se llevó a la catedral el cuerpo de Ramiro III para que descansara allí (utilizando para ello el bello sarcófago romano de San Justo de la Vega, hoy en el Museo Arqueológico Nacional), es porque la obra de la catedral tendría que estar más o menos terminada. Quizás en esta época lo que se construyó fue la cabecera y sólo posteriormente se siguió con la construcción de las naves. Hacia mediados del siglo XIII el epitafio del obispo Pedro Fernández nos indica que terminó el edificio y lo consagró. Pero del edificio en sí, de su estructura, de su alzado, no hay nada escrito y tampoco se han hecho hasta la fecha excavaciones en el subsuelo. Según las líneas que marcan el templo actual se supone que la iglesia estaría formada por tres naves con tres ábsides semicirculares, y crucero, con una torre exenta a los pies. Se conservan algunas piezas encontradas en el entorno catedralicio. Otras se hallan en manos de particulares. Se muestran en el museo o en la propia iglesia soportes, arquerías, capiteles, ábacos, ménsulas, cornisas, etc.; todas estas piezas son de alta calidad artística y parece que en la catedral de Astorga trabajó un taller bastante conocedor de las nuevas tendencias en la Europa occidental del siglo XII.
Una vez terminada la conferencia nos dirigimos hacia la Catedral y su museo, guiados por la profesora Cosmen, para conocer "in situ" todos esos vestigios de los que nos había hablado. En la catedral pocos, unos restos de cornisa aquí y allá, algunos diseminados por el claustro y la hermosa talla de la Virgen de la Majestad, del siglo XII. En el Museo sobresale la imponente cabeza en piedra de San Pedro (que la profesora Cosmen pone en relación con los talleres que trabajaron en Santa Marta de Tera o en Saint Denis) ,el calvario en madera de Compludo, el arcón tardorrománico de Carrizo, la arqueta de san Genadio y algunas piezas más que hacen que la visita a este museo sea muy interesante.
Desde el Museo nos dirigimos a la actual iglesia de Fátima, antiguamente llamada de San Julián. El poco románico que le queda está en su portada, con unos capiteles de bella factura, que según la profesora pueden proceder de la obra de la catedral románica, quizás del claustro.
Tras un poco de tiempo libre para disfrutar de la mañana soleada y de los otros monumentos de la ciudad y/o para hacer las preceptivas compras de mantecadas, hojaldres, botillo y otras delicias gastronómicas, que no sólo de románico vive el hombre (ni la mujer), nos fuimos al restaurante a seguir disfrutando ésta vez con el típico cocido maragato, que tiene la peculiaridad de que los platos se sirven en el orden inverso al que estamos acostumbrados, de tal manera que lo último que comes es la sopa. Y después de este "frugal" almuerzo nos dirigimos a paso lento hacia la sede del Conservatorio, donde se iba a celebrar la Asamblea. Y se celebró, a puerta cerrada… y fue muy larga.
Y el domingo la primavera se transformó en el invierno de nuestro descontento. Amaneció un día lluvioso, muy muy frío y con un viento inclemente que dio al traste con más de un paraguas. Menos mal que estábamos allí para hacer lo que más nos gusta, ¡romaniquear!. Si hubiera habido algún vecino paseando por Turienzo de los Caballeros a las 9 de la mañana, se hubiera quedado atónito al ver a casi 90 personas luchando contra los elementos para fotografiar la pequeña iglesia de San Juan Bautista. En esta ocasión y durante las visitas que hicimos en la mañana, nuestro maestro de ceremonias fue Javier de la Fuente, quien nos fue transmitiendo, además de sus conocimientos, el gran cariño que le inspiran estas tierras.
San Juan Bautista de Turienzo de los Caballeros es una construcción rural, muy modificada a través de los siglos, pero que conserva sobre la primitiva portada dos ventanales románicos con unos preciosos relieves en sus tímpanos, con motivos vegetales el de la derecha, y San Miguel luchando con el dragón a la izquierda.
Nuestra siguiente parada fue Rabanal del Camino, final de la etapa novena del Códice Calixtino. Como ya he comentado al principio de esta crónica, uno de los objetivos del proyecto SOS Románico es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. De época románica sólo conserva el ábside, en sillares bien escuadrados, y el tramo recto que al interior tiene un elemento que la hace excepcional entre las iglesias románicas de la provincia: una arquería ciega a ambos lados. El resto de la construcción es del siglo XVIII. Su estado de conservación es pésimo, no sólo por las humedades, y el mal estado que se aprecia en sus cornisas, muros y ventanas, sino por una grieta enorme que ha aparecido en el ábside y que ha tenido que ser rellenada con poliuretano, en fin… espero que mientras se ponen de acuerdo los vecinos, la Junta y el Obispado de Astorga no se venga abajo. No se si conseguimos algo, pero por lo menos la noticia de nuestra visita reivindicativa apareció en un par de periódicos de la provincia…
Por último nos dirigimos a Lagunas de Somoza a visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, sencillo templo rural, como todos los de la zona, que guarda tres tesoros. Uno de ellos, al exterior, la portada septentrional, que aunque muy dañada porque fue ocultada por un cuerpo adosado, conserva unos bellos capiteles y unos canecillos de una excelente factura, que dejan entrever, entre su deteriorados restos, unos estilemas muy parecidos a los del maestro que trabajó en la portada de Santiago de Carrión de los Condes.
Los otros dos tesoros nos aguardan en el interior, donde hay dos relieves que representan uno a Cristo en Majestad rodeado del tetramorfos sobre un vano geminado con arcos de herradura, y otro a la Virgen con el Niño, simbolizada como trono de Dios. Se encontraron en el muro norte cuando se hicieron obras de acondicionamiento, pero realmente no se sabe cuál pudo ser su ubicación original, ni siquiera su procedencia.
Tras esta visita algunos nos dirigimos al pueblo de Val de San Lorenzo a comer y otros tomaron camino a casa. Poco más me queda por decir, sólo agradecer a Montse Rota y a Miguel Ángel Baños su paciencia y buen hacer en la organización de estas actividades.
Rosa García Nieves