Y llegó por fin el viernes 18 de Mayo, cuando 68 ADR llegados desde diversas partes de España y Francia nos dimos cita a las 20.30 h. en la magnífica Posada de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, para iniciar y dar forma al XIV FSR por tierras aquilarenses.
Allí nos encontramos nuevos y viejos amigos donde repartimos los saludos y abrazos de rigor, a la espera de dar buena cuenta de la cena de bienvenida y con la mirada puesta en los dos días de intenso románico que teníamos por delante. Finalizada la cena, nos repartimos en los tres hoteles escogidos para la ocasión: La Posada y el Hotel Valentín en Aguilar de Campoo y El Molino en Salinas de Pisuerga, donde nos acogieron con los brazos abiertos y nos hicieron sentir como si estuviéramos en casa.
Al día siguiente por la mañana el tiempo nos acogió frío y desapacible, pero la ilusión y una cámara de fotos vacía pudo más que las previsiones meteorológicas y, puntuales como siempre, las huestes románicas nos dirigimos en autocar hacia nuestro primer destino del románico aquilarense: la ermita de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar.
Frente a la portada meridional inició sus explicaciones Pedro Luis Huerta, de la Fundación Santa María la Real, transmitiéndonos de forma clara y sencilla sus conocimientos y pasión por el románico. De la portada destacamos los dos frisos donde, en el lateral izquierdo está esculpida la lucha entre un guerrero vestido con cota de malla y un dragón alado y, en el derecho aparecen ocho figuras que parecen tener relación con meses del calendario. En el ábside semicircular destaca la ventana central con dos columnas y sendos capitales: el capitel izquierdo con dos leones alados y el derecho con dos arpías con gorro. En la parte superior del ábside, bajo la cornisa, aparecen esculpidos una serie de canecillos, donde destaca uno erótico.
Ya en el interior de la iglesia dos elementos llaman nuestra atención y allí se dirigen los objetivos de nuestras cámaras: el arco triunfal que descansa sobre dos capiteles, con dos grifos uno y con una escena de Sansón y el león el otro; y las arquerías ciegas trilobuladas del presbiterio donde, en el muro sur, vemos un capitel vegetal de bellísima factura.
Y ya con el tiempo agotado pero con un centenar de fotos, dejamos atrás el promontorio sobre el cual descansa esta magnífica iglesia rural y nos dirigimos hacia nuestro siguiente destino románico: la iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda.
En Moarves tuvimos que abrir los paraguas mientras admirábamos la impresionante portada con cinco arquivoltas y el friso rectangular con pantocrátor dentro de mandorla rodeado por el Tetramorfos y flanqueado, a cada lado, por seis apóstoles separados entre sí por una columna de fuste monolítico y capitel, donde se puede apreciar una gran similitud con Carrión de los Condes.
Desde ahí nos dirigimos a la localidad de Santibañez de Ecla, a la esperada visita al Monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, habitado por monjas. Pero, como no sólo de románico vive el hombre, antes de la visita hicimos un alto en el camino para degustar las empanadas y pastas que preparan las hermanas. Ya con el estómago lleno, visitamos el vestíbulo, la sala capitular, el claustro y la iglesia. Lo más destacado del conjunto monástico es el claustro románico con sus capiteles anicónicos con motivos vegetales y dos de las columnas esquineras que destacan por una talla de gran belleza.
Dejamos atrás las líneas cistercienses y, acompañados de un tremendo aguacero, fuimos decididos hacia nuestro siguiente destino, la iglesia del Salvador en Pozancos.
La puerta está protegida por un gran pórtico que ha evitado su deterioro. Tiene cuatro arquivoltas con decoración vegetal y capiteles iconográficos y vegetales. Se cree que el estilo de estos elementos y de los canecillos es de la misma escuela de canteros que otras iglesias cercanas. El ábside tiene dos ventanas, canecillos y capiteles. La espadaña también tiene ventana con arquivolta y capiteles. Los fustes son uno helicoidal y el otro acanalado. Del interior destaca la pila bautismal con representación de la lucha de un león contra un dragón y, al lado de la escalera que sube al coro, unas inscripciones a modo de cenefa vertical.
Desde ahí nos dirigimos a comer al Monasterio de Santa María de Mave y, tras reponer fuerzas, continuamos nuestra visita a la iglesia del antiguo monasterio. En la portada hay ocho capiteles a cada lado y arquivoltas con decoración similares a los de otros monasterios cistercienses de la época. Tiene tres naves con cuatro tramos separadas por pilares cruciformes y muy poca decoración en el interior. Los ábsides son semicirculares con contrafuertes y canecillos.
Bajo una incesante lluvia y tras una pequeña caminata, terminamos nuestra primera jornada en la iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga, excavada en la roca y, por tanto, muy diferente al resto de las iglesias visitadas. Inicialmente era una ermita subterránea, ampliada en época románica, por lo que hoy consta de dos naves. La de entrada tiene la bóveda de roca. Al fondo de la nave, hay tumbas excavadas en la propia roca. El arco del coro se apoya sobre capiteles con fustes dobles, como los que se usan en el románico.
Una vez terminadas las visitas programadas para el sábado, volvimos a nuestros respectivos hoteles para reencontrarnos en el restaurante de La Posada de Aguilar de Campoo, donde nos esperaba una suculenta cena medieval.
A los postres, el “Presi” nos dirigió unas emotivas palabras y le entregó a Miguel Baños el carnet de socio nº 1000 como reconocimiento a las nuevas generaciones y futuro de nuestra asociación. Asimismo, Lourdes Álvarez de la Fundación Santa María La Real, le obsequió con un solitario cuyas fichas son reproducciones de iconografía románica palentina.
Para finalizar la velada, los ADR que estábamos alojados en el hotel El Molino nos reunimos alrededor de una mesa donde, nuestro amigo Juan Carlos, nos preparó unos deliciosos mojitos acompañados de unas risas breves pero contagiosas.
Y después de un sábado intenso, llegó el domingo.
Después de un sueño reparador, la mañana dominical nos recibió con el cielo cubierto de nubes y todos los ADR fuimos cada uno en su coche hasta Revilla de Santullán, pequeña población situada al norte de Aguilar de Campoo, para visitar la iglesia románica de San Cornelio y San Cipriano.
Ubicada en el centro del casco urbano, allí nos esperaba la iglesia de finales del XII con pétrea paciencia para mostrarnos orgullosa su planta con nave rectangular y su cabecera compuesta de ábside semicircular y presbiterio recto. Un vecino del pueblo, Don Belarmino, nos abrió la iglesia y nos acompañó durante la visita dirigida por Pedro Luis Huerta.
En la puerta del muro sur pudimos contemplar, admirar y fotografiar una magnífica y bien conservada portada con seis arquivoltas, doce columnas y otros tantos capiteles de bellísima factura; destacando la quinta arquivolta que representa la Ultima Cena con la figura del propio escultor, el maestro Miguel, firmando su obra con la inscripción “Micaelis me fecit”. De los doce capiteles, destacamos Sansón contra el león, las Santas Mujeres ante el sepulcro vacío y otros con decoración vegetal de inspiración andresina. En el exterior, bajo la cornisa, pudimos contar cincuenta y siete canecillos de músicos, animales y exhibicionistas principalmente. Ya en el interior, nuestras miradas se centraron en la pila bautismal románica y en los capiteles decorados con Daniel en el foso de los leones, que soportan el arco apuntado que da acceso a la cabecera.
Finalizada la visita y con el fresco recuerdo de esta maravilla del tardorrománico palentino, cogimos los coches para recorrer los 14 Km que nos separaban de nuestro siguiente destino, la ermita de Santa Cecilia de Aguilar de Campoo.
A los pies del castillo, extramuros, se encuentra la iglesia con su ábside cuadrado y su esbelta torre compuesta de tres niveles, con ventanas decoradas con columnas y capiteles en los dos niveles superiores. Entramos al interior a través de la portada sur con sus ocho capiteles con motivos vegetales donde apreciamos nuevamente la influencia de San Andrés del Arroyo. Ya en el interior, los objetivos de nuestras cámaras y linternas apuntaron hacia una serie de capiteles con temas vegetales y figurados perfectamente esculpidos, entre los que destaca la Matanza de los Inocentes, donde el Rey Herodes está junto a cinco soldados ataviados con cota de malla pasando a cuchillo a unos niños mientras sus madres lloran desconsoladas.
A salir de Santa Cecilia nos dirigimos hacia el Monasterio de Santa María la Real, nuestro último destino románico. Visitamos el claustro de planta cuadrada y forma cisterciense, con sus capiteles dobles con grifos, animales y elementos vegetales, la sala capitular y el refectorio donde actualmente se realizan los cursos de la Fundación Santa María la Real. Posteriormente, visitamos la iglesia de planta basilical de tres naves, soportadas por seis inmensas columnas que le dan sobriedad al conjunto, donde vimos un audiovisual sobre la simbología románica y medieval.
Para finalizar, nuestro Presidente, Juan Antonio Olañeta, hizo entrega de dos crismones de la catedral de Jaca, símbolo de nuestra Asociación, como agradecimiento a Pedro Luis Huerta en particular y a la Fundación Santa María la Real en general.
Terminada la visita, pasamos por la tienda para comprar algunos libros y aprovechar el generoso descuento que la Fundación Santa María la Real nos ofreció en agradecimiento a la visita de los Amigos del Románico. Realizadas las compras, unos nos fuimos de vuelta a casa y otros pudieron degustar la comida de despedida que se había organizado. Pero todos nos fuimos con la idea de volver a Palencia y a Aguilar de Campoo para disfrutar de esa tierra, de esas gentas y de ese románico tan maravilloso.
Para finalizar esta crónica del XIV FSR, y ya desde la distancia, desde la asociación Amigos del Románico queremos agradecer a la Fundación Santa María la Real todo el cariño y profesionalidad que nos han transmitido durante nuestra estancia en Aguilar de Campoo que han hecho que su casa sea también la nuestra.
Cristina Abril y Fernando Abril