Una nueva Asamblea General nos llevó esta vez a la ciudad de Jaca. El escenario no podía haber sido mejor elegido: Estamos en Año Santo y Jaca, la primera ciudad importante que encuentran los peregrinos tras pasar los Pirineos, nos acoge orgullosa de su museo diocesano recién inaugurado y de una catedral de gran atractivo para todos los amantes del buen Románico.
En los días previos, los medios locales ya habían informado convenientemente de nuestra visita, así que las instituciones locales y sus habitantes nos recibieron con la amabilidad y cordialidad propias de estas tierras aragonesas.
Durante toda la tarde del viernes, fuimos llegando paulatinamente desde todos los puntos de España e incluso de Francia, y apenas dejábamos los bártulos en los hoteles, pese a la llovizna, uno tras otro corríamos a ver y admirar el recientemente restaurado crismón de la catedral -nuestro símbolo corporativo- que, de esta forma, se convirtió en punto de encuentro y reunión. Como acto previo a las jornadas siguientes, muchos de nosotros decidimos hacer una cena de hermandad en el Mesón del Serrablo -copiosa, apetitosa y bien regada con vino-, en la que la alegría y el buen humor fueron las notas dominantes.
El sábado amaneció soleado y con una temperatura primaveral muy agradable. A las 9 en punto de la mañana, que la puntualidad es gentileza de los Amigos del Románico, ya nos encontrábamos todos junto a la Catedral de San Pedro. Javier y Luis David procedieron a organizar los turnos para la visita al museo y a continuación, nuestro compañero Antonio García Omedes fue enseñándonos uno de sus monumentos favoritos. La visita comenzó con la portada oeste; allí Antonio diseccionó sabiamente el crismón y sus inscripciones, así como el significado de los capiteles de la portada.
Seguidamente pasamos al interior de la seo, donde pudimos aprender algo sobre la historia y fases constructivas del edificio y comprobar los últimos descubrimientos de nuestro guía sobre la inscripción “BERNARDVS” en un capitel. De nuevo en el exterior, nos acercamos a los ábsides, que habitualmente están cerrados, donde pudimos ver cómo las primeras hiladas de piedra comienzan siendo lombardas para pasar después al románico pleno. Acabamos la visita en la lonja chica admirando los preciosos capiteles que, procedentes del antiguo claustro, se encuentran formando ese acogedor espacio que resguarda en su muro la vara jaquesa.
Finalizada la visita catedralicia, los del primer grupo fuimos al museo diocesano. Su directora, Doña Belén Luque, nos dio la bienvenida y nos alegró los oídos al decir que para el museo era un honor recibir a Amigos del Románico. Tras sus breves y halagadoras palabras, pasamos a la visita, que no pudo ser más interesante y provechosa. El museo ha sido reestructurado teniendo en cuenta las últimas tendencias museísticas y es una maravilla poder disfrutar de sus salas. No vamos a relatar una por una todas las piezas expuestas, pero sí hacer una especial mención a las pinturas de Bagüés: esta sala recrea perfectamente su emplazamiento original y la visión de sus pinturas murales es tan perfecta y enaltecedora que uno no tiene ganas de abandonar la estancia. De seguro que los que hemos podido disfrutar del museo volveremos a verlo y animaremos a aquéllos que no lo conocen a visitarlo.
Una vez acabada la visita y dado que aún teníamos tiempo, algunos de nosotros nos acercamos hasta el Convento de las Madres Benedictinas para admirar el Sarcófago de Doña Sancha, obra del mismo autor que el capitel de San Sixto que habíamos podido admirar poco antes en la lonja chica de la seo jacetana.
A las trece horas, todos los asistentes a estas jornadas nos encontramos de nuevo en el Palacio de Congresos donde, tras unas breves palabras de Jaime Cobreros como presidente de AdR, la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Jaca nos dio la bienvenida a su ciudad y se enorgulleció de que la hubieramos elegido como lugar de encuentro en esta memorable ocasión. A renglón seguido, Juan Antonio Olañeta presentó al profesor David Simon, catedrático de Historia del Arte del Colby College de Waterville (Maine, Estados Unidos) que impartió una interesante conferencia sobre: “Las portadas de Santa María y San Miguel de Uncastillo: Anécdota y narrativa”.
Acto seguido llegó la parte más emotiva de las jornadas: la entrega de los nombramientos de Socios de Honor a D. David Simon (que recibió el diploma y el crismón de AdR visiblemente emocionado), a D. Miguel Lafuente (exdirector del Museo Diocesano) y a D. Jesús Lizalde (Delegado de Patrimonio Diocesano), quienes agradecieron a Amigos del Románico la distinción recibida.
Tras ello se pasó al hermanamiento con la Asociación “Sancho Ramírez”, cuyo presidente D. Ángel Mesado, tras intercambiar obsequios y un caluroso abrazo con nuestro presidente, agradeció el reconocimiento a la labor efectuada por su Asociación. Igualmente se reforzó el hermanamiento con la Asociación de “Amigos del Castillo de Loarre” en la persona de su vicepresidente D. Antonio García Omedes, quien destacó la importancia que ambas instituciones tienen en la promoción del Arte Románico.
En el mismo lugar pasamos al comedor porque, después de una mañana tan ajetreada y aprovechada, los estómagos reclamaban su sustento. La comida esta vez fue generosa y sabrosa y es que, desde el aperitivo hasta el postre, todo estaba bueno y contribuyó a levantarnos los ánimos para los actos de la tarde.
A las cuatro y media, con un ligero retraso sobre el horario previsto, dio comienzo la Asamblea General Ordinaria de nuestra Asociación.
Jaime Cobreros, como presidente, hizo una breve introducción y a continuación se pasaron a tratar los diferentes puntos del “Orden del Día”. Tanto el Acta de la Asamblea anterior, como el informe de gestión, el estado de cuentas y los presupuestos para el año 2010 se aprobaron por unanimidad, si bien en este último caso se produjo un breve debate, ya que, al estar elaborados los presupuestos con una subida de 2 € en la cuota anual de los socios y estar esta subida incluída en el orden del día de la Asamblea General Extraordinaria, los presupuestos deberían ser reelaborados si la subida no era aprobada o se diferenciaba de la propuesta. Un socio aprovechó este momento para pedir una subida de 5€ y se acordó aplazar la decisión para la segunda de las asambleas, tal y como estaba previsto.
A continuación, Jaime anunció formalmente su dimisión como presidente, informando que, tal y como marcan los Estatutos, su cargo pasaría a ser ocupado por el vicepresidente; asimismo se comunicó que, los vocales Johan Kruijer y Antonio Tejedor, dejaban la Junta por motivos personales, debiendo ser sustituidas por lo tanto varias personas. Después de la reestructuración la Junta queda como sigue:
En cuanto a los nuevos proyectos, se habló del nuevo programa para hacer el inventario, el paso a una nueva herramienta para la gestión, el desarrollo de la “Iniciación al Románico”, la potenciación de las conferencias, los nuevos números de la revista, la nueva sede en Madrid,….
Con un fuerte aplauso dedicado tanto a Jaime Cobreros, como a su esposa e hijos por su colaboración generosa con AdR y con la revista “Romanico” durante nuestros cinco años de andadura, finalizó esta primera Asamblea.
Sin dilación, pasamos a debatir los puntos de la Asamblea General Extraordinaria.
El primero, la modificación del artículo 22.c del Reglamento de Régimen Interior, suscitó una pequeña polémica, siendo ratificada la propuesta por mayoría. Las modificaciones estatutarias se aprobaron por unanimidad y la subida de cuotas, ya discutida anteriormente, quedó fijada en una cuota anual de 42 € por mayoría. El punto 6 del orden del día, que trataba del proceso de inscripción en los FSR, fue ampliamente discutido, votándose por mayoría la siguiente opción:
Las plazas de los FSR´s se adjudicarán por el siguiente orden de preferencia:
Por último, varios vocales nos presentaron la nueva sede de AdR en Madrid, la que será en adelante la casa de los “Amigos del Románico” y donde podremos disfrutar en el futuro de una biblioteca bien surtida. A continuación, una cerrada ovación premió a los que habían hecho posible el disponer de tan buen lugar de encuentro para todos nosotros.
Con otro aplauso, esta vez dedicado a los organizadores de la Asamblea y de las actividades paralelas, especialmente a Antonio García Omedes, se acabó el acto, en el que quedó patente que tenemos una Asociación unida y viva, dispuesta a seguir luchando con entusiasmo por y para el Arte Románico.
Tras la Asamblea, muchos partieron para sus lugares de origen y los que nos quedamos nos juntamos nuevamente para cenar y departir alegremente en el mismo local del día anterior. Tras la cena se siguieron comentando los hechos del día hasta bien entrada la noche, con lo que el dueño del Mesón tuvo que acabar pidiéndonos amablemente que lo abandonáramos para poder cerrar el local.
El domingo, pese a las previsiones de lluvia, amaneció nublado pero sin amenaza alguna que nos pudiera estropear la excursión por el Serrablo. A las 10:00 de la mañana todos estábamos en el punto de encuentro, el Hotel Villa Virginia de Sabiñánigo. Se corrió la voz de que la prensa local había tomado buena cuenta de nuestros actos, con lo que el kiosco que había frente al hotel casi agota su previsión del “Heraldo de Huesca” y del “Diario del alto Aragón”.
Nos reorganizamos en los vehículos existentes y partimos para Lárrede dispuestos a disfrutar de lo que más nos gusta: la visita de iglesias románicas.
Por una carretera sinuosa y con continuos cambios de rasante llegamos a Lárrede. La iglesia de San Pedro es quizá la mejor y más bella de las iglesias del Serrablo y está primorosamente restaurada. Ante ella, en el cementerio y casi “pisando los muertos”, Antonio nos habló de las peculiaridades del lombardo que aquí adopta tintes mozárabes, tanto que la primera clasificación que se hizo de este grupo de iglesias fue como templos de ese estilo. También nos relató lo curioso de la decoración del ábside con baquetones verticales, característica típica de este valle. Admiramos la iglesia por dentro y por fuera, nos hicimos la acostumbrada foto de grupo y partimos para San Juan de Busa.
Busa está en un valle con los Pirineos al fondo, sola y aislada de cualquier localidad; en el hastial occidental tiene una ventana con tres arquillos de herradura que son una preciosidad. En el arco de entrada presenta unas curiosas palmetas que parecen escritura cúfica, lo cual desató una pequeña discusión entre varios de los asistentes. La verdad es que el lugar invita tanto a quedarse que a algunos nos costó salir de allí.
Olivan, otro de los pueblos del valle, cuya iglesia tiene el cementerio pegado al ábside, presenta las mismas características de las anteriores pese a que en su muro norte se construyó un gran arco formero para ampliarla con una nueva nave, en siglos posteriores a su construcción.
Finalizamos las visitas con la iglesia de Orós Bajo, un ejemplar tardío del románico serrablés y sin decoración sobre los arquillos absidales, cuyo guardés nos habló de la restauración que se había hecho y de cómo en la Guerra Civil se le causaron daños al romper el ábside para hacer una puerta.
De regreso a Sabiñánigo, nos aprestamos a recuperar fuerzas y bien que lo hicimos en el Hotel Villa Virginia. Los entrantes, el ternasco y el postre estaban buenísimos y la lástima es que todos debíamos volver a nuestros hogares, así que, sin mucha sobremesa procedimos a los clásicos apretones de manos, besos y abrazos y… ¡HASTA LA PRÓXIMA!
Vaya desde aquí nuestro agradecimiento a todos los que hicieron posible estas jornadas: Ayuntamiento de Jaca, Cabildo catedralicio, Museo Diocesano, Javier de la Fuente y Luis David Gago (que tanto han trabajado y sufrido para la organización y coordinación de los eventos) y muy especialmente a Antonio García Omedes, tanto por su colaboración en todo lo que se le ha solicitado como por las excelentes explicaciones que nos dio en la catedral e iglesias del Alto Gallego. ¡Muchas gracias a todos!
Por Jesús Ribate